lunes, 6 de diciembre de 2010

CUENTO

Cuando uno olvida las dos palabras

En un día como cualquier otro, despedí a mi esposo que en ese momento se alistaba para su trabajo.

Que te vaya bien cariño !te amo!- le dije.
Adiós- me respondió.

Salió muy rápido de la casa, casi corriendo, ya era tarde, subió al auto y se fue.

! Hay!, que hombre tan desesperado, ni siquiera me contesto, ya verá cuando regrese.

Como todos los días, lave la ropa, los trastes y prendí la televisión para ver el noticiero matutino, no prestaba mucha atención, hasta que informaron de un accidente automovilístico ocurrido en una calle muy cercana a nuestra residencia, justo en ese momento apague rápidamente el televisor.

-Para que quiero escuchar malas noticias desde la mañana, eso solo amarga el día, ahí se encuentra uno pensando negativamente-.

En eso, escucho el rechinar de la puerta y veo a mi esposo caminando muy lentamente hacia mí, era un andar pausado, con un ritmo que no había visto nunca en él, su rostro estaba tranquilo y en paz, transmitía una energía única, como de otro mundo, algo que aun no puedo describir con palabras, cuando lo tuve frente a mí, me abrazo y le dije:

¿Qué pasa?, estas muy raro, llegaste muy pronto, ¿se te olvido algo?
Olvide decirte que te amo y que he sido muy feliz a tu lado, recuerda que te estaré esperando

Fueron los segundos más largos de mi vida, se dio media vuelta y con su andar pausado y rítmico siguió hasta la puerta, la abrió no sin antes mirarme una última vez y simplemente volvió a irse. Quede completamente paralizada de pies a cabeza, mi mente no aceptaba lo que acababa de recibir y mis oídos no captaban lo que habían escuchado, que quiso decir con "te estaré esperando", súbitamente tuve un irrefrenable deseo por encender el televisor, quede helada de de terror al reconocer en ese tubo el carro de mi esposo hecho añicos por un tráiler que iba cruzando la calle con una doble carga que le cayó encima y destruyo por completo el carro.
En esos instantes mi cabeza dio muchas vueltas, la cinta de los recuerdos empezó a invadirme atrozmente y sin piedad, atisbé dos lágrimas rozando mis mejillas, la desesperación carcomía poco a poco la casi nula cordura que me quedaba y finalmente llegue a esta conclusión sollozante:

Mi esposo está muerto..., la persona que vino a despedirse de mi no es más que el espectro de aquel hombre que ame, y que no regresara de nuevo para decir: "olvide decirte que te amo".
No dejes que la rutina y la prisa te quiten el poder de decir a las personas que quieres "TE AMO"

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